viernes, 19 de diciembre de 2014

LA CULTURA DEL HONOR



CELOS: SEXISMO HOSTIL, SEXISMO BENÉVOLO

Los celos son una emoción compleja. Surgen ante la sospecha real o imaginada de una amenaza a una relación que se estima valiosa. Al ser muy frecuente la infidelidad en las relaciones de pareja, los celos actuarían como una señal de alarma ante una posible amenaza a la relación; de hecho la infidelidad tiene lugar en todas las culturas y en todas las épocas y suele ser la principal causa de divorcio y maltrato conyugal. Buss, desde una perspectiva evolucionista, al investigar las diferencias entre los hombres y las mujeres en su forma de experimentar los celos, sostiene que los hombres expresan mayor estrés que las mujeres ante una infidelidad sexual de su pareja y las mujeres se estresan más que los hombres ante una infidelidad emocional. La asimetría sexual en las respuestas ha sido replicada en distintas investigaciones de diferentes culturas, aunque el tamaño de las diferencias entre ambos sexos varía entre las mismas. Estos datos han provocado un fuerte debate teórico, ya que frente a la postura evolucionista hay otras teorías que explican estos resultados a partir de teorías de naturaleza sociocultural. 

Según los psicólogos evolucionistas, si los hombres y las mujeres difieren en el tipo de infidelidad que más les afectan, es consecuencia de los problemas adaptativos tan diferentes que ambos sexos han tenido que afrontar durante el curso de la evolución para garantizar el éxito en la supervivencia y la transmisión de sus propios genes . Basándose en la teoría de la inversión parental, sostienen que existen diferencias importantes entre hombres y mujeres en la cantidad de energía que invierten en la reproducción de los genes y en el grado de seguridad de tal inversión: los hombres realizan una menor inversión de energía que las mujeres para la reproducción con éxito de sus genes y es mayor la seguridad en la inversión parental por parte de las mujeres comparada con la de los hombres. 

Así, mientras que la infidelidad sexual de la mujer amenazaría la certeza de paternidad del hombre, para la mujer la amenaza principal vendría dada por la posibilidad de que el hombre utilice los recursos que debería prestar en el cuidado de la prole, en el cuidado de otra mujer y sus hijos. Así, con el fin de tener un compañero que les garantice los recursos necesarios para el cuidado de su descendencia, las mujeres requieren que su pareja mantenga una fidelidad emocional que asegure los recursos con los que sacar adelante a los hijos.

Las teorías socioculturales, sin embargo, mantienen que las diferencias de comportamiento que existen entre los sexos pueden ser ampliamente explicadas por la socialización diferencial que las sociedades patriarcales proporcionan a los dos sexos. Es decir, las diferencias entre hombres y mujeres se deberían no tanto a influencias de carácter evolutivo, sino a los procesos y estructuras sociales que crean y mantienen estas diferencias. Serían producto de las diferentes expectativas que tanto hombres como mujeres atribuyen al comportamiento social apropiado a ambos sexos. Se puede constatar la existencia de normas duales que históricamente han sido utilizadas para permitir y alentar la actividad sexual masculina, mientras se restringía la actividad sexual femenina. 

Desde este proceso de socialización diferencial, la infidelidad sexual femenina puede ser vista como una violación extrema de las normas sociales y, además, más estresante y más molesta para la pareja de la mujer infiel. La infidelidad sexual de las mujeres en sociedades altamente sexistas puede ser percibida como una conducta antinormativa y extremadamente punible, ya que constituye un ataque al honor del hombre que sufre la ofensa por parte de su pareja que disfruta sexualmente con otro hombre y que, por lo tanto, se aleja de los estereotipos de género tradicionalmente atribuidos a la mujer.

La evidencia sobre las tesis evolucionistas acerca de las diferencias sexuales en las respuestas a la infidelidad ha sido cuestionada. Harris sostiene que si bien existen estudios que utilizando el dilema de elección forzada diseñado por Buss, Larsen, Westen y Semmelroth encuentran resultados que podrían avalar la hipótesis evolucionista, también existe un número elevado de investigaciones que no obtienen los mismos resultados. DeSteno y Salovey objetan al dilema de elección forzada diseñado por Buss que es difícil imaginar que los dos tipos de infidelidad se den de forma excluyente, ya que la infidelidad suele conllevar aspectos sexuales y emocionales. Siguiendo a Bohner y Wänke, en la investigación que presentamos se han utilizado seis dilemas de elección forzada, donde, además de utilizar los dilemas planteados por Buss, se ha hecho explícita la ocurrencia de ambas infidelidades conjuntamente o se ha especificado que tan sólo era posible un tipo de infidelidad: emocional o sexual.

En esta investigación se analiza si una variable ideológica como la cultura del honor incide en las respuestas de los sujetos a la infidelidad que más les afecta. Por cultura del honor se entiende una predisposición a agredir o a reaccionar emocionalmente de forma violenta como forma de defender algo propio. La cultura del honor hace referencia a un aspecto cultural con un fuerte componente emocional que tiene una gran influencia en las justificaciones y creencias sobre las reacciones consideradas lícitas ante lo que se considere una ofensa al honor. Se han observado diferencias de sexo en torno a la cultura del honor al puntuar los hombres más alto que las mujeres. El honor atribuido al sexo femenino se centraría más en la vergüenza sexual (virginidad, modestia y restricciones sexuales) y el honor atribuido al sexo masculino en la virilidad, en la potenciación de la familia y en la reputación como hombre duro. Las personas que puntúan alto en cultura del honor tienden a justificar y legitimar la violencia en la pareja provocada por los celos.

A pesar de que los psicólogos evolucionistas destacan la asimetría de las respuestas de los hombres y de las mujeres, existe una elevada variabilidad de respuestas intra e intersexo en los resultados de las distintas investigaciones llevadas a cabo en distintas culturas. Históricamente los distintos modelos de relaciones de pareja han desarrollado variadas concepciones sobre el amor romántico y han establecido distintos modelos normativos de las relaciones entre hombres y mujeres. Estas han estado influidas por los estereotipos de género asociados a los distintos sexos y por las actitudes sexistas que conforman tales estereotipos. Por sexismo hay que entender una ideología de género que implica un conjunto de creencias acerca de los roles considerados apropiados para los hombres y las mujeres. Según Glick y Fiske, una de las características de las sociedades occidentales actuales es la coexistencia de una antipatía sexista hacia las mujeres con sentimientos positivos hacia ellas. En este tipo de sexismo, al que denominan sexismo ambivalente, se distinguen dos componentes estrechamente relacionados entre sí: el sexismo hostil (SH) y el sexismo benévolo (SB).

Las personas que puntúan alto en SH asumen que las mujeres son más débiles que los hombres, sin competencias para gobernar las instituciones sociales y peligrosas y manipuladoras debido al poder sexual que ejercen sobre los mismos. El SB implica que los hombres asumen un rol protector con las mujeres, que éstas tienen características positivas pero complementarias de los hombres y se daría una dependencia diádica de los hombres respecto a ellas. Si el SH se caracteriza por una clara antipatía y rechazo hacia las mujeres, sobre todo hacia las que desafían el poder establecido, el SB asume que las mujeres están mejor en determinados roles (tales como en los roles de madre y esposa) porque son más débiles que los hombres. Los sexistas benévolos tienen una buena imagen de aquellas mujeres que se ajusten a un rol sumiso, pero rechazan, como los sexistas hostiles, a las que desafíen el orden establecido. En este estudio se analizará el papel que desempeña el sexismo en las respuestas que emiten los participantes en el tipo de infidelidad que más les afectan.

Jesús María Canto Ortiz, Pilar Moreno Jiménez, Fabiola Perles Novas y Jesús San Martín García
Departamento de Psicología Social, Antropología Social, Trabajo Social y Servicios Sociales, Facultad de Psicología, Universidad de Málaga, España.


Articulo completo: 
http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1989-38092012000100002&script=sci_arttext


Fotografías: Lyubomir Sergeev 

No hay comentarios:

Publicar un comentario