lunes, 8 de diciembre de 2014

LA VOZ DEL OTRO


Antonio Gaga










Diálogo y autorreflexión. Propuesta para una discusión necesaria


Maffesoli comenta que la comunicación es la única vía para comprender la realidad del hombre, y mediante la comunicación pueden los seres humanos salir de sus cuerpos personales e integrarse a la realidad del otro, o sea, al cuerpo colectivo de la comunidad (Maffesoli, 1990). Su concepto de razón sensible vinculado al de socialidad nos permite también hablar de diálogo como apertura afectiva y empática al otro, lo que nos lleva a afirmar al diálogo como condición “solidaria” de la comunicación, a través de la cual se asiste a la construcción de una especie de subjetividad intersubjetiva que no puede desvincularse de su naturaleza comunicativa, ni de su fundamento identitario.
El término de comunicación solidaria se le debe a Martín Serrano (2007) quien la define como un criterio para comprender el papel de la participación social en el bien común. Para el comunicólogo español, la comunicación es un mecanismo evolutivo con valor adaptativo que permite la selección de las formas de información y comunicación que sobreviven o no ante el necesario intercambio de energía entre un organismo y su entorno. En ese sentido, insiste el autor, la comunicación permite el acoplamiento y la adaptación de las especies de la vida a partir del intercambio de información compartida, de manera que un sujeto que comprende al otro, además de comprenderse a sí mismo, apuesta por la construcción de un espacio intersubjetivo que no debe entenderse solamente en los términos de entendimiento que Schütz (1993) señala, sino también en función de la ampliación del espacio del otro como modo de incluirlo, de aceptarlo, que es lo que permite afirmar al individuo como individuo, no del modo falso en el que lo hace el subjetivismo más radical, sino en la siempre necesaria relación con el otro, que es la que apela a la esencia misma de lo humano. Como dijeran Maturana y Varela (1996:163), la aceptación amorosa del otro junto al uno es el fundamento biológico de lo social, toda vez que en lo social, mediante la socialización, se funda lo humano mediante la construcción de intersubjetividades consensuales donde el lenguaje, por medio del despliegue de las emociones, juega un papel primordial (Maturana, 1995).
Antonio Gaga
En ese sentido, consideramos que son dichas intersubjetividades las que posibilitan el intercambio de información imprescindible para el surgimiento y desarrollo de la vida humana desde una condición solidaria que permiten la adaptación y aceptación del otro, por lo que creemos que es aquí donde podemos situar la discusión sobre el sentido teleológico de la comunicación, toda vez que la relación apertural con el otro, en tanto resulta una relación con lo diferente, no puede estar exenta de los procesos de autorreflexión del sujeto en torno a su subjetividad que se dan en una perenne lucha entre tradición e innovación, en una palabra: en el diálogo. La autorreflexión, por consiguiente, deberá ser entendida como un modo de participación e intervención del sí mismo que, mediante el ejercicio dialógico constante e insoslayable con el otro, tiende a la compresión y transformación de sí, aunque por su naturaleza misma, debido al condicionamiento que le provee el lenguaje y la supeditación que manifiesta con respecto al fundamento emotivo de las interacciones, sea necesariamente limitado.
Esa es la razón que nos hace afirmar que en el intento del yo por comprenderse (autorreflexión y conciencia crítica de sí)  a través de la escucha de la voz del otro, se revela la naturaleza solidaria, horizontal, co-participativa y democrática de la comunicación humana, misma que gesta a su vez un escenario de co-responsabilidad, colaboración y compromiso participativo e interesado, en el que la autorreflexión como modo de comprensión de sí adquiere su carácter dialógico. En ese sentido, nos permitimos concluir que la acción dialógica, en tanto acción comunicativa es, ante todo, más que un aspecto de la naturaleza del sujeto, la condición biológica y psicológica que hace posible su adaptación al mundo con lo que el diálogo se erige en el aspecto que articula la dimensión teleológica de la comunicación humana con su naturaleza ontológica.
Marta Rizo García (Coord.) 
Leonarda García Jiménez 
Vivian Romeu Aldaya 
Roberto Aguirre Fernández de Lara 
Carlos E. Vidales Gonzáles 
Tanius Karam Cárdenas
Fotografías Antonio Gaga

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